lunes, 2 de marzo de 2015

LA NOVIA VESTÍA... Capítulo 6



SEIS
Las Hermanas Más Honradas Conocen al Rey del Sol


He visto muchos muros impresionantes en Nocturnia. De todo desde el Gran Muro de Porcelana China, pasando por el Muelle de la Desolación, hasta el Muro de Moebius de la Milla Asesina, que se rodea a sí mismo. Pero el enorme muro de piedra que rodea el Jardín Verde de Henge sigue siendo impresionante de cojones. El reloj dorado nos dejó a Julien y a mí fuera de la pared, en una de las zonas más lúgubres de Nocturnia. O los viajes se estaban volviendo cada vez menos problemáticos o ya no s estábamos acostumbrando, porque después de unos momentos de respirar con dificultad, maldecir por lo bajo y tener el detalle de no mirarnos el uno al otro, ambos nos hubimos recuperado y estuvimos listos para seguir con el trabajo.

El masivo muro de piedra se alzaba ante nosotros, alcanzando los doce o quince metros de alto, construido a partir de unas grandes losas de piedra unidas perfectamente, sin que hiciera falta cemento o argamasa para unirlos. Cada bloque estaba tan bien unido a los demás que no podía meterse nada entre ellos; y teniendo en cuenta la cantidad increíble de protecciones mágicas que podía sentir en la pared, tal vez fuese muy mala idea intentar hacer algo así. No había puerta a la vista y el muro se extendía más allá de lo que alcanzara la vista. Como si alguien hubiera dicho hace mucho tiempo “en Nocturnia hasta aquí llegarás y no más allá”. Donde la piedra se unía al suelo había antiguas manchas de sangre esparcidas por las losas de forma regular, como una línea de marea alta hundida tan profundamente en la piedra que ya no quedaba ni rastro de rojo en las oscuras manchas.

Julien estudió detenidamente las manchas de sangre.

- ¿Crees que esto fue lo que pasó a los últimos que quisieron pasar?

- No- dije- Esto son restos de sacrificios humanos. Cuando construyeron el muro se sacrificaron hombres y mujeres, para que sus muertes y sangre fortalecieran la magia que protege la pared y para que sus fantasmas permanecieran aquí, ligados al muero, para defenderlo contra las fuerzas que quisieran echarlo abajo. Viejas tradiciones druídicas. Gente muy práctica y asquerosa, estos druidas.

- ¿Estás diciendo que los fantasmas siguen aquí?- dijo Julien.

Miré la pared de arriba abajo.

- No. Aquí no hay fantasmas. Alguien los ha echado.

Julien suspiró suavemente.

- A veces puedes dar muchísimo miedo, John, ¿lo sabías?

- ¿Sólo a veces?- dije- Tengo que esforzarme más.

Julien se estaba fijando mucho en la zona tan poco salubre a la que habíamos ido a parar. Los edificios estaban oscuros y decrépitos, con ventanas tapiadas y puertas colgando y sin apenas farolas que iluminaran las calles. Sombras oscuras por todas partes; con gente de aspecto andrajoso escondiéndose en ellas. Unos pocos valientes estaban acercándose a las tenues farolas para fijarse mejor en quiénes habían sido lo bastante idiotas como para adentrarse en su territorio. Otras cosas, que pudieron o no haber sido humanas, pero que en ese momento sólo parecían seres hambrientos, se movían entre las sombras y callejones.

- En ocasiones como ésta me gustaría seguir llevando encima mi bastón de estoque- dijo Julien- ¿No podías habernos dejado dentro del Jardín?

- Quizá- dije- Pero no quería hacer enfadar a las Hermanas Honradas que dirigen este sitio. Siempre cabe la posibilidad de que sean druidas de la vieja escuela, de esas que te queman vivo en un hombre de mimbre gigante o te clavan las vísceras a un viejo roble antes de obligarte a dar vueltas a su alrededor. Vamos a necesitar su colaboración, así que estoy siendo educado. Cuando era investigador privado nunca me preocupó demasiado serlo, pero ahora que soy Walker… es mucho más difícil ser más directo con la gente en público sin que se fijen en ti. Además…

- ¿El muro tiene defensas?- dijo Julien, manteniendo un ojo fijo en la fauna local.

- No te imaginas cuántas- dije- No puedes sacrificar a tanta gente en un mismo sitio y no esperar tener problemas. Puedo sentir tanta magia por aquí que podría atarte los intestinos en nudos marineros y mandar de una patada a tus huevos al lugar de donde salieron. Una y otra vez. Así que creo que vamos a tener que ser muy pacientes y educados… hasta que ya no me importe una mierda nada. En teoría tiene que haber un nicho por aquí, con una campana…

- ¿No puedes usar tu don para encontrarlo?- dijo Julien.

Le miré con severidad.

- Me da la impresión de que quizá el Jardín se tome eso como una ofensa o un intento de entrar a la fuerza. En cualquier caso, si le cabreo puedes apostar a que el nicho desaparecerá en un momento.

- ¿Y si no encontramos modo de entrar?- dijo Julien- Algunos de estos caballeros de malas pintas se están acercando demasiado a nosotros, para mi gusto.

- Sígueme- dije- Mantén la cabeza alta; pueden oler el miedo. Y no te acerques demasiado al muro. Quizá muerda.


Anduvimos tranquilamente junto a la pared durante un rato, los dos haciendo todo lo posible por parecer confiados y peligrosos. Julien daba más el pego que yo, con su enorme capa ondeando detrás de él. Aunque yo estoy más acostumbrado a ser escurridizo y peligroso. Algunos de los seres más hostiles del vecindario se movieron junto a nosotros, pegándose a las sombras y manteniendo una distancia segura. Se movían más como animales que como cualquier humano, sus ojos brillando con fuerza en la temblorosa luz. No tardé mucho en encontrar el nicho, construido en la pared, fijándome en que mediría casi dos metros de espesor. ¿A qué le temerían tanto los que construyeron ese muro, para querer mantenerlo fuera con tantas ganas? ¿O qué necesitaban proteger dentro del Jardín?

Continúa en lolabits 

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