miércoles, 25 de marzo de 2015

LA NOVIA VESTÍA... Capítulo 10


DIEZ
Verdades y Consecuencias


San Judas sigue siendo la única iglesia verdadera de Nocturnia, escondida en una zona donde no se acerca nadie y a una distancia de cojones de la Calle de los Dioses. Porque San Judas es de verdad. Sólo es una estructura de piedra vieja y fría, construida hace tanto que ya nadie recuerda cuándo, con sus paredes grises sin adornos, sin que el tiempo, el clima, ni los designios del hombre le hayan afectado en absoluto. Sin torre, sin campana, sin crucifijos; unas estrechas rendijas a modo de ventanas y una puerta pequeña. San Judas no está hecha para que sea fácil de encontrar ni fácil entrar. en esa iglesia puedes hablar directamente con tu dios y esperar que te escuche. Y, lo que resulta más preocupante, que te conteste. Los sueños pueden hacerse realidad, los milagros pueden ocurrir. Así que ten mucho cuidado con lo que pides.

Hice que Cathy aparcara el MINI Cooper a cierta distancia de la iglesia y, después de cerrarlo y activar las defensas, lo dejamos ahí y recorrimos despacio, con cuidado y esperando no hacer ningún ruido el camino silencioso y pequeño que daba a la iglesia. San Judas destacaba por su soledad y tristeza bajo la luz de la luna. Allí no había nadie más y hasta el omnipresente ruido del tráfico parecía desaparecer en la distancia. Como si hubiésemos llegado a un lugar nuevo, donde todo el mundo mantenía la cabeza agachada para evitar llamar la atención. Una cosa es rezarle a Dios cuando tienes algún problema y potra que Él tenga un especial interés por ti.

San Judas estaba aislada porque lo prefería así. Existía en su propio mundo pequeño y privado y siempre había sido así.

- ¿De verdad crees que el Rey del Sol no nos habrá oído venir?- dijo Cathy- Aquí hay tanto silencio que podrías oír a un ratón pensando en tirarse un pedo.

- ¿Para qué ponérselo tan fácil?- dije- He llegado a un punto en el que prefiero aprovecharme de cualquier ventaja con la que me haga.

Cathy me miró por el rabillo del ojo.

- Jefe, ¿de verdad te crees toda esa mierda del dios vivo?

- No lo sé- dije- Ya me he encontrado con unos cuantos poderes y dominaciones a lo largo de mi vida y con dioses y demonios, pero el Rey del Sol… es algo más. Cuando dice que quiere cambiar el mundo no habla metafóricamente. Fíjate con qué facilidad ha puesto a Nocturnia en mi contra. Ni siquiera mi madre pudo hacer eso durante la Guerra de Lilith; y eso que es una criatura bíblica.

Aunque nos estuviésemos acercando a San Judas y siguiese alerta por si oía o veía al Rey del Sol, seguía vigilando cuidadosamente a Cathy. Si fuera a traicionarme, esos serían el momento y el lugar perfectos. No quería creérmelo, no quería ni siquiera pensar en ello; pero después de lo de Suzie… ya no sabía qué creer. Pero mientras recorríamos el estrecho sendero que daba a la iglesia, Cathy no dijo nada, no hizo nada más que permanecer a mi lado, lista para cualquier cosa. Me sentí avergonzado de haber dudado de ella. Siempre ha sido mejor persona que yo.

Nos detuvimos a pocos metros de la iglesia y la estudiamos. San Judas parecía sólida e implacable, como siempre, antigua e inamovible; algo en lo que podías confiar y creer. No por piedad o compasión, ni siquiera justicia; San Judas sólo defiende la verdad. Porque San Judas es lo único verdadero que hay en un mundo que cambia constantemente.

- ¿Por qué coño estás sonriendo ahora?- dijo Cathy- Si ha pasado algo divertido, me lo he perdido. A mí este sitio me está dando mucho miedo.

- San Judas- dije- Patrón de las causas perdidas. Qué apropiado.

- Qué raro eres, jefe.

Unas luces muy raras salieron de las rendijas de la vieja iglesia; luces potentes y fijas que atravesaban la oscuridad como cuchillos. Emergieron todavía más de la puerta abierta; expulsando la noche como un horno abierto el calor. Bastaba con verlas para saber que no eran de este mundo. Eran luces De Fuera, del otro lado.

- El Señor de las Espinas tiene que estar ahí dentro, ¿verdad?- dijo Cathy, incómoda- Es imposible que deje a cualquiera usar la iglesia para lo que le apetezca.

- Espero que esté ahí- admití- Es uno de los seres más poderosos que conozco y me sería muy útil. Pero fíjate. No veo al Señor de las Espinas poniendo fin a todo esto… Pero tampoco me imagino al Rey del Sol tan poderoso como para acabar con él.

- Entonces, ¿el Rey del Sol es muy poderoso, jefe?

- Tanto como las Entidades del Más Allá se lo permitan- dije- Y ellas… son las que están empezando a preocuparme.

- A mí siempre me ha preocupado el Señor de las Espinas- dijo Cathy- Representa todos los aspectos de Dios en los que la mayoría de la gente no puede pensar. Nunca he estado del todo segura de lo que es realmente, ni para qué está aquí.

- He tenido largas conversaciones con él sobre ese tema- dije- y tengo que decir que yo tampoco sé mucho más. Pero le necesito de mi parte otra vez. Porque me estoy quedando sin opciones- me fijé en las luces resplandecientes que asomaban por las ventanas y temblé, como si algo se hubiese meado en mi tumba- Espero que el Rey del Sol no esté dispuesto a tener un cara a cara con el Señor de las Espinas. Como las Entidades del Más Allá le dejen K.O., nos haremos caquita encima.

- Deja de hablar así, jefe- dijo Cathy- Puedes decir tacos. Ya soy mayorcita.

Entonces el Rey del Sol se asomó por la puerta delantera y nos sonrió alegremente a los dos.

- Puedes dejar de hablar por lo bajo. Llevo rato sabiendo que estas aquí. ¡Pasad! Las Entidades no estaban muy seguras de que fueses a venir, después de toda la mierda que te he echado encima, pero claro, dije, John Taylor estará aquí cuando llegue el final. Porque eres un chico muy terco, ¿verdad, John?

- Oh, lo es- dijo Cathy- En serio. No tienes ni idea.

El Rey del Sol la miró dubitativamente.

- ¿Y ella es…?

- Cathy- dije- Trabaja conmigo.


El Rey del Sol se encogió de hombros, se apartó para dejarnos entrar en San Judas y desapareció por la parte de atrás de la iglesia. Y, después de dudar por un momento, le seguí. Desarmado y sin estar preparado, pero esforzándome por parecer confiado y gallito, porque nunca debes dejar que el rival crea que estás preocupado. La luz de la puerta era muy potente, casi siniestra y hacía daño a la vista. Luz sin ningún tipo de calidez ni bondad. Entrecerré los ojos y me dirigí directamente a ella, dando lo mejor de mí por aparentar que sabía lo que hacía.

(Continúa en lolabits)

martes, 17 de marzo de 2015

LA NOVIA VESTÍA... Capítulo 9


NUEVE
Los Fantasmas lo Saben Todo


Salir de la Biblioteca no fue un problema; decidir qué hacer a continuación me llevó más tiempo. Me escondí en las sombras más oscuras del callejón contiguo a la Biblioteca y analicé las distintas opciones que tenía. No tardé mucho. Necesitaba hablar con alguien en quien confiara. Normalmente habría sido Suzie, pero… Metí las manos en los bolsillo de la gabardina y fruncí tanto el ceño que me dolió la frente. ¿Quién quedaba ahí fuera al que no le hubieran envenenado contra mí, ni se hubiese dejado influir por el Rey del Sol? ¿Quién quedaba ahí fuera con quien pudiera contar? Tomé una profunda bocanada de aire, crucé los dedos mentalmente, saqué el móvil y marqué el número que directamente llamaba a Cathy.

Usaba su número particular de emergencias, del teléfono privado que le había dado, por si necesitaba ayuda después de alguna fiesta excesiva. No tenía la impresión de que pudieran escucharme por el teléfono, después de todo el dinero que había invertido en los sistemas de seguridad, pero no confiaba en nada. Cathy tardó bastante en responder y estaba empezando a pensar seriamente si estaría tardando lo suficiente para que alguien pudiera rastrear mi posición, cuando al final respondió a la llamada.

- ¿Jefe? He estado esperando a que me llamaras, pero esperaba que lo hicieras al número de la oficina. Siempre dejo este móvil en el bolso, para emergencias. Ahora estoy aquí, en la oficina, recogiendo. La despedida de soltera se fue al garete cuando nos enteramos de lo de Julien Advent. Suzie está por ahí, buscándote.

- Ya- dije- Lo sé.

- ¿Estás bien? ¿Estás herido? Cada vez que alguien me llama para contarme la historia, lo hace de forma diferente.

- Estoy bien- dije- Yo…

- ¿Dónde estás? Iré a buscarte.

- Cathy- dije- No creerás que he matado a Julien Advent, ¿verdad?

- ¡Por supuesto que no! ¿Hace cuánto que nos conocemos? Reconozco una gilipollez cuando la escucho, jefe. Nunca has matado a nadie sin motivo de peso. Joder, si hasta yo soy más mala que tú. Sobre todo cuando me tomo un par de…

No me había dado cuenta de lo tenso que estaba hasta que Cathy me dijo que seguía creyendo en mí. Sentí cómo todo mi cuerpo se relajaba poco a poco, a medida que su retahíla de siempre me llegaba. Si Cathy me hubiera dado la espalda, igual que Suzie, creo que me habría rendido.

- Encontrémonos…- dije, pero me detuve para volverlo a pensar. No podía traerla aquí porque no podía quedarme cerca de la Biblioteca. La gente podría dar conmigo en cualquier momento o Larry y Tommy Olvido podían caer bajo el poder de nuevo, al salir de la Biblioteca y dejar atrás sus protecciones. Así que, ¿a dónde ir donde mis enemigos no pudieran seguirme? Entonces se me apareció la respuesta y sonreí.

- ¿Recuerdas la calle donde nos conocimos por primera vez?- dije- ¡No pronuncies su nombre!... Pero, ¿la recuerdas?

- Pues claro- dijo Cathy- ¿Cómo olvidarla? Fue ahí donde me salvaste la vida, de algo que parecía una casa pero no lo era. ¿Seguro que quieres que nos veamos ahí, jefe? La zona no ha mejorado mucho, ¿sabes? Allí siguen viviendo cosas realmente salvajes.

- Allí sólo van los que tienen que ir- dije- Dudo mucho que cualquiera que conozcamos vaya a buscarnos por esa zona y los pobres infelices que viven en esa calle tienen cosas más importantes de las que preocuparse que de cotilleos- Aunque quizá les preocupe que haya matado a Julien Advent, pensé, pero no lo dije.

- De todos modos, cualquiera que vaya allí a buscarte tendrá que tener mucha suerte para salir con vida- dijo Cathy alegremente- Te veré en media hora, jefe. Imagino que necesitarás un medio de transporte para llegar. Lo sabía. ¿Podrás llegar a tiempo? Por supuesto que sí; eres John Taylor, ¿en qué estoy pensando?

Colgó y yo guardé el teléfono. ¿Cómo iba a llegar a la Calle Blaiston, que estaba en la otra punta de Nocturnia, sin que me viera nadie? Seguía sin poder usar mi Fisura Temporal Portátil. El Rey del Sol o sus preciadas Entidades del Más Allá podrían seguir el rastro de energía y estarían esperándome en cuanto llegara. Tal vez incluso se las arreglaran para que mis viejos amigos y enemigos también estuviese allí, esperando. Me entró un escalofrío al pensar en eso.

Y… tampoco podía pasearme por las calles, ocultándome entra la gente como alguien más. Mi gabardina blanca me impedía camuflarme en condiciones. Todo el mundo la reconocería; formaba parte de mi imagen y mi reputación. Pero tampoco podía quitármela y tirarla. Tenía muchos trucos útiles escondidos en ella y defensas muy poderosas que quizá aún necesitase. Pero lo más importante era que no podía tirarla porque… era mi abrigo. Hacerlo sería como despojarme de una parte vital de mí. Ni de coña iba a hacerlo. Ya había perdido muchas cosas importantes a manos del Rey del Sol.

Tenía que llegar hasta la Calle Blaiston, lo que significaba que necesita transporte. No podía confiar en los taxis ni en los medios de siempre… Joder, es que no confiaba en ellos ni en condiciones normales. Normalmente habría gente con la que pudiera contar, como Chico Muerto y su coche futurista, pero ya estaba en mi contra. También estaba la Srta. Destino, la aventurera travesti de Nocturnia… pero su Destinomóvil rosa brillante pasaba menos desapercibido que mi gabardina blanca. Además, mis enemigos ya estarían vigilando ese coche por si las moscas.

Así que, en caso de duda, haz trampas. Anduve por el callejón lateral calle abajo, hasta llegar al siguiente paso subterráneo. La gente ya se había girado para mirarme nada más dar un paso sobre los escalones de piedra, que daban a la oscuridad. Desperté mi don y lo usé para encontrar un paso subterráneo en concreto, que estaba en el otro lado de Nocturnia. Y fue lo más fácil del mundo pasar de uno a otro. Así que, cuando hube bajado los escalones de piedra, me encontraba en un paso totalmente diferente, no muy lejos de la Calle Blaiston.


El túnel estaba mucho más oscuro y sucio de lo normal y apestaba. había cosas que habían muerto ahí abajo, no hacía mucho; pero algunas no habían muerto lo suficiente. Me moví rápidamente por el paso, fijándome bien en dónde pisaba. Por suerte respiré por la boca, aunque no me ayudó demasiado. La mitad de las luces estaban aplastadas con maldad y premeditación, para ofrecer a las cosas que vivían ahí abajo ventaja sobre los transeúntes. Y porque hay cosas que sólo pueden hacerse en la oscuridad.

(Continúa en lolabits)

miércoles, 11 de marzo de 2015

LA NOVIA VESTÍA... Capítulo 8


OCHO
Viejos Amigos y Enemigos


Y seguí corriendo, con los talones doliéndome horrores.


Allá donde fuera, la gente me gritaba de todo. Me tiraban piedras y cosas peores. Algunos tenían pistolas, otros hechizos. Corrí y esquivé y me escondí, tratando desesperadamente de encontrar el mejor lugar para esconderme, en toda la puta Nocturnia. se había corrido la voz por todas partes, a mucha velocidad. Ya había huido antes, cuando era joven, por múltiples razones, buenas y malas, pero nunca por nada como eso. Julien Advent era una figura muy amada y adorada en Nocturnia, mucho más de lo que yo jamás he sido. Siempre me ha parecido más importante que te temieran; y ahora mi reputación se había vuelto en mi contra, a menuda hora.

No me atreví a usar mi Fisura Temporal Portátil. Demasiado fácil de rastrear, siendo algo tan poderoso. Así que corrí.

¿Por qué coño me había llamado Benway asesino? Estaba justo ahí, vio lo que estaba ocurriendo, tuvo que saber por qué lo hice. A no ser… que el Rey del Sol se hubiese metido en su cabeza. Que le hubiese hecho ver lo que quería. Sonreí como un salvaje al correr, un gesto sin gracia que hizo que la gente se alejara y saliera corriendo al verme. Las cosas por fin estaban empezando a tener sentido. El Rey del Sol era responsable de todo lo que me había ocurrido hasta ahora, para mantenerme ocupado, demasiado pendiente de seguir vivo como para detenerme a pensar en lo que había planeado. Por eso todo el mundo estaba tan dispuesto a pegarme, atacarme y perseguirme, cuando normalmente se hubiesen contentado con mantener la cabeza gacha y seguir con sus asuntos. Me reí al correr, sonando como algún animal peligroso y la gente se escondió en los portales o en los callejones, en vez de enfrentarse a mí.

Pasé muchos años corriendo y escondiéndome de gente que quería matarme, desde los típicos villanos y gilipollas de siempre, hasta los Horrendos. Esos homúnculos sin rostro que mis Enemigos del Futuro habían enviado atrás en el Tiempo, para castigarme por algo que todavía no había hecho. Lo que no te mata te hace muy ligero de pies y muy difícil de rastrear; y yo corrí por toda Nocturnia, recuperando mi vieja velocidad y maña. Corrí por las calles llenas de gente, cruzando por aquí y por allá, empujando la vieja puerta de una tienda enorme, deslizándome entre la muchedumbre y saliendo por puertas traseras. Las voces fueron apagándose detrás de mí, encontrándome con nuevos gritos y quejas de gente a la que no le gustaba que les empujaran. Trepé muros bajos, doblé las esquinas, siempre en las sombras más oscuras, tomando todo tipo de atajos y callejones que la gente desconocía.

Y por fin terminé en un callejón trasero lleno de basura, en alguna parte del distrito del teatro; apoyando en una pared repleta de posters amarillentos medio despegados, antiguos anuncios de espectáculos y actuaciones ya pasadas. Respiraba con tanta fuerza que me dolía el pecho y traté de convencer a mi corazón de que recuperara el ritmo normal antes de que se me saliera. Me dolía la cabeza, tenía la cara mojada del sudor y me temblaban tanto las manos que ni siquiera pude sacar un pañuelo para limpiármela. Estaba haciéndome viejo para esa mierda de salir corriendo.

Me animé al recordar la cara del Rey del Sol cuando le tiré la pimienta a los ojos y también cuando Julien le golpeó en las costillas. Pensando que podría impresionarme con esa mierda de ser un dios vivo. Había tenido que salir huyendo de la Calle de los Dioses más de una vez. Y esperaba poder verle la cara de nuevo, cuando le rastrease y me tomase mi tiempo matándolo. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que me sentí tan furioso y mi corazón se aferró a esa fría sensación de comodidad. Vería al Rey del Sol agonizando y muriendo por lo que me había hecho hacerle a Julien. Tampoco es que Julien hubiese aceptado o querido que me vengase de él; pero bueno, ya se sabe que él siempre ha sido mejor que yo.

La venganza no es más que la justicia con dientes.

Me incorporé despacio y miré a mi alrededor. Todavía no podía respirar sin que me doliera, pero se me había aclarado la visión y las ideas iban a más velocidad que mi corazón. No podía quedarme ahí. Me había servido para ganar tiempo y pensar qué hacer después, pero con tanta gente persiguiéndome alguien acabaría por encontrarme, aunque fuese de casualidad. Así que desperté mi don y lo usé para encontrar un modo de entrar a la dimensión del cementerio ligada a la Necrópolis. Enterramos a los muertos en una dimensión de bolsillo separada, atada muy débilmente a Nocturnia. Porque, cuando nuestros muertos descansan, preferimos que lo hagan ahí y que no vuelvan a molestarnos. Me pareció que las defensas y protecciones mágicas del cementerio me servirían para esconder mi presencia. Y además casi todo el mundo tiene la suficiente cabeza como para no entrar ahí. No es un lugar seguro; está hecho para los muertos, no para las visitas.


Centré mi don, encontré uno de los lugares en los que la dimensión del cementerio se solapa a veces con Nocturnia y me concentré con más fuerza. Una puerta que no estaba ahí antes y nunca volvería a estarlo apareció en el callejón, justo al otro lado. Mantuve la puerta en su sitio con mi don y la abrí con la fuerza de la voluntad. Al otro lado sólo había oscuridad. Entré grácilmente por ella y la puerta se cerró detrás de mí.

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jueves, 5 de marzo de 2015

LA NOVIA VESTÍA... Capítulo 7


SIETE
Toda Clase de Milagros


Cuando por fin salimos del nicho de la pared del Jardín y volvimos a las Tierras de los Sin Techo, me sorprendió ver una larga limusina negra ahí parada, esperándonos. Parecía bastante fuera de lugar, estando en ese tipo de zona donde las palabras “asqueroso” y “abominable” cobran nuevos y extremos significados. Eché un vistazo alrededor, pero la gente había desaparecido, probablemente para descansar después de su último festín. Julien Advent estaba ya abriendo la puerta trasera de la limusina. Yo me quedé ahí quieto y tosí significativamente. Julien me miró y sonrió con calma.

- Yo he pedido el coche. Mi estómago ha tenido ya bastante de viajar por Fisuras Temporales Portátiles y el resto de mi cuerpo se ha puesto en huelga por unas condiciones laborales mejores. Ahora tú representas a las Autoridades, John, así que tienes derecho a esas pequeñas ventajas que acarrea tu nuevo puesto.

- Cierto- dije- Pero tú correrás con los gastos de esto, no yo.

Julien volvió a sonreír.

- Estás aprendiendo. Ahora entra para que pueda cerrar la puerta. Se está escapando el calor.

Me deslicé en el asiento trasero y Julien me siguió rápidamente. La puerta se cerró al sentarse él sin hacer apenas ruido. Me acomodé en el acolchado asiento y dejé escapar un enorme suspiro de placer, mientras mis músculos podían volver a relajarse. Julien descolgó el telefonillo y le dijo al conductor a dónde ir. Un conductor uniformado, por supuesto, aunque rápidamente me di cuenta de que sería mejor llamarle conductora. Una joven alta y elegante en un uniforme blanco, que además llevaba una gorra de cuero blanco sobre su pelo rapado rubio albino. Asintió brevemente a Julien, sin girarse para mirarlo.

- Claro, jefe. Abróchense los cinturones; va a ser un viaje movidito.

Entonces se levantó un cristal en mitad de la limusina, separándonos de la conductora. En parte porque Julien sabía que había todo tipo de preguntas que quería hacerle, acerca de cómo se conocían ellos dos. Uno nunca se cansa de saber cotilleos. Julien ya había abierto la puerta del bar, mostrando un montón de botellas de cristal muy brillantes. Se sirvió un brandy muy bueno en una copa, pero yo cogí uno de los decantadores. Julien me miró enfadado. Le sonreí y le señalé con el recipiente.

- ¿Algo para picar por aquí? ¿Jefe?

- No- dijo Julien muy firmemente, cerrando la puerta antes de que me pusiera a rebuscar- Pero la limusina cuenta con asientos proyectables, para los pasajeros que abusen de la hospitalidad. No digas que no te lo advertí.

Bebí un brandy de muy buena calidad directamente del decantador y Julien se estremeció. A veces creo que soy demasiado para su sensiblería delicada. Probablemente porque yo no tengo. Hizo bien en dejar de mirarme mientras volvía a descolgar el teléfono para llamar a la redacción del Nocturnia Times, para ponerse al día sobre lo que había ocurrido en su ausencia. Escuchó durante un rato y después frunció el ceño y encendió el altavoz para que pudiera oír lo mismo que él. Por lo visto, Brilliant Chang ya había averiguado qué había ido mal en la Fiesta de la Eternidad y sorprendentemente yo había salido bien parado. La voz que había al otro lado se decantó por los mejores momentos, consiguiendo sonar tanto sorprendida como escandalizada, mientras se divertía inmensamente. Julien asintió.

- Cuando vuelva escribiré un especial sobre la defunción del Rey de la Piel. Será todo un reto hacerle justicia.

- ¿Mencionarás en ese especial que uno de los cofundadores de las nuevas Autoridades era en realidad un asesino en serie, que se vestía con las pieles de sus víctimas?- dije inocentemente.

- El Nocturnia Times siempre dice la verdad- dijo Julien firmemente- Sólo que no toda, ni todo el tiempo. En casos como éste, tal vez sea mejor dejar que la verdad vaya saliendo poco a poco, para no… asustar a la gente. Por otro lado, si alguien saca cosas en exclusiva no podremos ocultarlas. Dijiste que Bettie Divine estaba ahí… Mierda. Voy a tener que equilibrar el bien con el mal. El Rey de la Piel hizo cosas admirables en su época. Ayudó a fundar las nuevas Autoridades y recordarás que luchó a nuestro lado en la Guerra de Lilith. Mucha gente inocente sigue hoy viva sólo porque arriesgó su vida para protegerlos.


- ¿Inocente?- dije alzando la voz- ¿En Nocturnia?

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lunes, 2 de marzo de 2015

LA NOVIA VESTÍA... Capítulo 6



SEIS
Las Hermanas Más Honradas Conocen al Rey del Sol


He visto muchos muros impresionantes en Nocturnia. De todo desde el Gran Muro de Porcelana China, pasando por el Muelle de la Desolación, hasta el Muro de Moebius de la Milla Asesina, que se rodea a sí mismo. Pero el enorme muro de piedra que rodea el Jardín Verde de Henge sigue siendo impresionante de cojones. El reloj dorado nos dejó a Julien y a mí fuera de la pared, en una de las zonas más lúgubres de Nocturnia. O los viajes se estaban volviendo cada vez menos problemáticos o ya no s estábamos acostumbrando, porque después de unos momentos de respirar con dificultad, maldecir por lo bajo y tener el detalle de no mirarnos el uno al otro, ambos nos hubimos recuperado y estuvimos listos para seguir con el trabajo.

El masivo muro de piedra se alzaba ante nosotros, alcanzando los doce o quince metros de alto, construido a partir de unas grandes losas de piedra unidas perfectamente, sin que hiciera falta cemento o argamasa para unirlos. Cada bloque estaba tan bien unido a los demás que no podía meterse nada entre ellos; y teniendo en cuenta la cantidad increíble de protecciones mágicas que podía sentir en la pared, tal vez fuese muy mala idea intentar hacer algo así. No había puerta a la vista y el muro se extendía más allá de lo que alcanzara la vista. Como si alguien hubiera dicho hace mucho tiempo “en Nocturnia hasta aquí llegarás y no más allá”. Donde la piedra se unía al suelo había antiguas manchas de sangre esparcidas por las losas de forma regular, como una línea de marea alta hundida tan profundamente en la piedra que ya no quedaba ni rastro de rojo en las oscuras manchas.

Julien estudió detenidamente las manchas de sangre.

- ¿Crees que esto fue lo que pasó a los últimos que quisieron pasar?

- No- dije- Esto son restos de sacrificios humanos. Cuando construyeron el muro se sacrificaron hombres y mujeres, para que sus muertes y sangre fortalecieran la magia que protege la pared y para que sus fantasmas permanecieran aquí, ligados al muero, para defenderlo contra las fuerzas que quisieran echarlo abajo. Viejas tradiciones druídicas. Gente muy práctica y asquerosa, estos druidas.

- ¿Estás diciendo que los fantasmas siguen aquí?- dijo Julien.

Miré la pared de arriba abajo.

- No. Aquí no hay fantasmas. Alguien los ha echado.

Julien suspiró suavemente.

- A veces puedes dar muchísimo miedo, John, ¿lo sabías?

- ¿Sólo a veces?- dije- Tengo que esforzarme más.

Julien se estaba fijando mucho en la zona tan poco salubre a la que habíamos ido a parar. Los edificios estaban oscuros y decrépitos, con ventanas tapiadas y puertas colgando y sin apenas farolas que iluminaran las calles. Sombras oscuras por todas partes; con gente de aspecto andrajoso escondiéndose en ellas. Unos pocos valientes estaban acercándose a las tenues farolas para fijarse mejor en quiénes habían sido lo bastante idiotas como para adentrarse en su territorio. Otras cosas, que pudieron o no haber sido humanas, pero que en ese momento sólo parecían seres hambrientos, se movían entre las sombras y callejones.

- En ocasiones como ésta me gustaría seguir llevando encima mi bastón de estoque- dijo Julien- ¿No podías habernos dejado dentro del Jardín?

- Quizá- dije- Pero no quería hacer enfadar a las Hermanas Honradas que dirigen este sitio. Siempre cabe la posibilidad de que sean druidas de la vieja escuela, de esas que te queman vivo en un hombre de mimbre gigante o te clavan las vísceras a un viejo roble antes de obligarte a dar vueltas a su alrededor. Vamos a necesitar su colaboración, así que estoy siendo educado. Cuando era investigador privado nunca me preocupó demasiado serlo, pero ahora que soy Walker… es mucho más difícil ser más directo con la gente en público sin que se fijen en ti. Además…

- ¿El muro tiene defensas?- dijo Julien, manteniendo un ojo fijo en la fauna local.

- No te imaginas cuántas- dije- No puedes sacrificar a tanta gente en un mismo sitio y no esperar tener problemas. Puedo sentir tanta magia por aquí que podría atarte los intestinos en nudos marineros y mandar de una patada a tus huevos al lugar de donde salieron. Una y otra vez. Así que creo que vamos a tener que ser muy pacientes y educados… hasta que ya no me importe una mierda nada. En teoría tiene que haber un nicho por aquí, con una campana…

- ¿No puedes usar tu don para encontrarlo?- dijo Julien.

Le miré con severidad.

- Me da la impresión de que quizá el Jardín se tome eso como una ofensa o un intento de entrar a la fuerza. En cualquier caso, si le cabreo puedes apostar a que el nicho desaparecerá en un momento.

- ¿Y si no encontramos modo de entrar?- dijo Julien- Algunos de estos caballeros de malas pintas se están acercando demasiado a nosotros, para mi gusto.

- Sígueme- dije- Mantén la cabeza alta; pueden oler el miedo. Y no te acerques demasiado al muro. Quizá muerda.


Anduvimos tranquilamente junto a la pared durante un rato, los dos haciendo todo lo posible por parecer confiados y peligrosos. Julien daba más el pego que yo, con su enorme capa ondeando detrás de él. Aunque yo estoy más acostumbrado a ser escurridizo y peligroso. Algunos de los seres más hostiles del vecindario se movieron junto a nosotros, pegándose a las sombras y manteniendo una distancia segura. Se movían más como animales que como cualquier humano, sus ojos brillando con fuerza en la temblorosa luz. No tardé mucho en encontrar el nicho, construido en la pared, fijándome en que mediría casi dos metros de espesor. ¿A qué le temerían tanto los que construyeron ese muro, para querer mantenerlo fuera con tantas ganas? ¿O qué necesitaban proteger dentro del Jardín?

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